
Me pido la cara opuesta de la luna, atracción fatal. De ti me gusta todo, el modo en el que subes y bajas, cuando te enfadas, en reposo, las sizigias en tu cuerpo, ¡viva la fuerza de Coriolis!, las chalanas que te palmean, las dornas que te adornan, las bateas que te ordenan ¡firmes!, los colores degradados de tu piel, la riqueza de tus entrañas, los rizos de tu pelo vistos por detrás, el sonido que vomitan tus tripas, tu maquillaje de luz atlántica, tu olor, sobre todo tu olor, soy un yonqui de la salitre, en la piel, en el pelo, en la pituitaria. Tú echas tus rizones y a descansar. Me bebería tus flujos y tus reflujos, te buscaría el punto anfidrómico. Fatal atracción, me fuerzas a ser la cara opuesta de la luna.
Y yo me dejo hacer. No puedo negarme. Ya no.
A Costa da Vela, Cabo Touriñán, Illas Cíes, O Rostro, Espiñeirido, Pantín, Estorde, Mar de Fóra, Baldaio, Cabo Vilán, Razo, Illas de Ons, A Lanzada, Foxos, O Vilar, Corrubedo, Mougás, Illa de Arousa, As Furnas… El patio de mi casa, lo que veo cada mañana, la linda cara recién levantada que estimula a la hormiga cumplidora.
No quiero negarme. Todavía no.
(Mi agradecimiento a Germán Pérez por la foto que ilustra esta entrada)